México tiene 85 ríos principales, que pueden agruparse en
las siguientes tres vertientes:
La vertiente occidental, que corresponde a la que vierte
sus aguas al océano Pacífico;
La vertiente oriental, que corresponde a la que drena en
el golfo de México y el mar Caribe;
La vertiente interior, conformada por todos los ríos que
no tienen salida a ninguno de los mares ni desembocan en una cuenca con desagüe
marino.
Los ríos mexicanos son en general corto, innavegable y
con un caudal relativamente modesto, debido a la presencia de importantes
cadenas montañosas en las cercanías de las costas. Esto es especialmente cierto
en la costa del Pacífico, en cuya vertiente, sin embargo, desembocan algunos de
los ríos más largos de México.
Las cuencas hidrológicas de México se dividen en 33
regiones hidrológicas, definidas como aquellas regiones que presentan niveles
de escurrimiento similares. Las más húmedas son la del Usumacinta-Grijalva, la
del Papaloapan, la de Coatzacoalcos, y la llamada Costa de Chiapas. Las tres
primeras corresponden a la vertiente del golfo de México, y la última al Pacífico.
Las cuatro se localizan en los estados del sureste de México. Las cuencas más
secas son las de El Vizcaíno, Magdalena y Laguna Salada, en la península de
Baja California; y la de Sonora, en el estado del mismo nombre.
Según el Instituto Nacional de Estadística y
Geografía (INEGI), los ríos más caudalosos son el Usumacinta,
que desaloja 900 000 l/s en el golfo de México, y el Grijalva,
con 700.000 l/s, también en el golfo.1
Ambos forman parte de la región hidrológica 30, de Usumacinta-Grijalva, la más
húmeda del país. No obstante, se trata de ríos relativamente cortos. El río Bravo,
el más largo de los que riegan el país, apenas desaloja 120 000 l/s en la
vertiente oriental. El sistema Lerma-Chapala-Santiago,
que riega una de las zonas más densamente pobladas del país, apenas tiene una
capacidad de 8500 m³ anuales de escurrimiento, contra los más de 50 mil del río
Usumacinta.